domingo, 16 de diciembre de 2012

Siempre odié las despedidas.

Y preferí marcharme sin decir nada, sólo dejé una nota colgada en la nevera.



Me voy.
No me olvides, pues yo tampoco lo haré.
No aguanto más tus promesas sin cumplir, el daño que me haces a todas horas.
Aunque tu sonrisa me de la vida, también me la quita. Y yo quiero vivir.
Pero recuerda que una parte de mí, siempre será tuya.

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