¿Sabes? Empezé a quererte justo cuando te fuiste. En ese momento fué en el que eché de menos tus palabras, tus sonrisas, tus besos, tus abrazos. La forma en la que siempre conseguías en que rompiera a reír. ¿Sabes esa tortura en la que atan a cuatro caballos y les hacen andar en direcciones contrarias? Así me sentía yo. O incluso peor. Pero eso no era lo peor, lo más horroroso era que cuando te quería, no te tenía. Cuando me di cuenta de lo bonita que era tu sonrisa, mi sonrisa y la tuya juntas. Lo feo que eran mis labios sin los tuyos rozando. El poco sentimiento que tenían los demás al besar, y lo mucho que me esforzara en que cada uno se pareciese más a ti, y por supuesto, sin conseguirlo. Pero.. lo conseguí. Conseguí olvidarme de lo que te quería, gracias a tí, a tus malos gestos, a tus miradas vacías. Te odié, más que a nadie en mucho tiempo, pero eso no me rellenaba. Hasta que le encontré a él, la razón de mi sonrisa, el que me levanta al caer, y el que si no puede hacerlo, se tira a mi lado. El que no le hace falta ni besarme ni abrazarme para hacerme sentir bien. Sólo tiene que cruzar la esquina y a mi ya me basta, ya soy feliz, todo el día. Y me ha ayudado a darme cuenta de que no me mereces. Porque tú, te mereces miles de noches sin la luz de mi sonrisa, paseos sin mi mano rozando la tuya. Días en los que te des cuenta, de lo mismo que yo. Que siempre se desea lo que se pierde.
Pero sigue así, pensando a veces que aún te olvido. Pero, lo cierto esque hace tiempo que lo hice.

Att: Nunca tuya.
Pero sigue así, pensando a veces que aún te olvido. Pero, lo cierto esque hace tiempo que lo hice.
