+¿Nunca has tenido un secreto guardado bajo llave en el ático del alma?
Yo sí. Él.
Él y todo lo que conlleva. Con su pelo, moreno, sus ojos, sus brazos, su nariz, sus piernas, su sonrisa. Él y su risa, su mirada, su forma de hablar cuando está de mal humor. Él cuando discute, él con sus maneras, y todo ese remolino que me hace sentir a cada paso o gesto que da. Él mismo, y no otras 100 copias que a veces intenta aparentar en el mundo exterior. Pero me da igual, porque es él, mi secreto, y eso me gustaba. Me gustaban las miradas en secreto, las sonrisas a escondidas, los roces disimulados, los excalofríos cuando le escuchaba hablar a lo lejos.. Y todas esas cosas. Mis secretos. Porque me hacía sentir viva, con cosas como saludos especiales, o una sonrisa de medio lado cuando me veía con cara de triste a lo lejos. Su forma de cruzarnos en los pasillos y como le daba la risa.. ¿ por qué? porque sabía mi secreto. Su secreto.
A veces, todavía se abre como una herida que nunca curó. Antes, me recordaba a la tortura francesa, esa que ataban sus extremidades a 4 caballos y los hacián andar en direcciones contrarias. Eso era lo que yo sentía, y dolía demasiado, era algo agonizante.
Pero ahora ya no duele tanto. Por que aprendí que merecía más la pena sonreír, que llorar era muy fácil. ¿sabes? Y lo consigo. Por que no se merece alguien que le quiera tanto, ni una princesa secreta que espere su regreso. Porque sé que no regresará.
- ¿ Y que vas a hacer ahora ?
+ Recordarle, como aquel secreto incontable, y de vez en cuando dejarlo salir para sonreír pensando en aquellos tiempos, recordando aquel juego que, como todo, llego a su fín.
Yo sí. Él.
Él y todo lo que conlleva. Con su pelo, moreno, sus ojos, sus brazos, su nariz, sus piernas, su sonrisa. Él y su risa, su mirada, su forma de hablar cuando está de mal humor. Él cuando discute, él con sus maneras, y todo ese remolino que me hace sentir a cada paso o gesto que da. Él mismo, y no otras 100 copias que a veces intenta aparentar en el mundo exterior. Pero me da igual, porque es él, mi secreto, y eso me gustaba. Me gustaban las miradas en secreto, las sonrisas a escondidas, los roces disimulados, los excalofríos cuando le escuchaba hablar a lo lejos.. Y todas esas cosas. Mis secretos. Porque me hacía sentir viva, con cosas como saludos especiales, o una sonrisa de medio lado cuando me veía con cara de triste a lo lejos. Su forma de cruzarnos en los pasillos y como le daba la risa.. ¿ por qué? porque sabía mi secreto. Su secreto.
A veces, todavía se abre como una herida que nunca curó. Antes, me recordaba a la tortura francesa, esa que ataban sus extremidades a 4 caballos y los hacián andar en direcciones contrarias. Eso era lo que yo sentía, y dolía demasiado, era algo agonizante.
Pero ahora ya no duele tanto. Por que aprendí que merecía más la pena sonreír, que llorar era muy fácil. ¿sabes? Y lo consigo. Por que no se merece alguien que le quiera tanto, ni una princesa secreta que espere su regreso. Porque sé que no regresará.
- ¿ Y que vas a hacer ahora ?
+ Recordarle, como aquel secreto incontable, y de vez en cuando dejarlo salir para sonreír pensando en aquellos tiempos, recordando aquel juego que, como todo, llego a su fín.